Revista Arte & Artes

Otoño del 2007.

El Amor es una Necesidad...


Todo inicia con la palabra, en la relación entre los signos escritos que se vuelven el medio, el cumplimiento pronto y siempre presente; el blanco de una hoja es el primer escape, la fuga al sentido poético, la palabra cumple con la necesidad de una mujer sensible a la vida, la idea que se construye, busca anclaje y se estructura. Cristina Ruiz vive conjugando sentimientos...

...y entonces, en algún instante, alguna sensación detona otra necesidad, otra forma expresiva en la que aparece la imagen;  entre versos surgen los entornos, la gama de tonalidades que tal vez se capturó de un sueño, el detalle que contextualiza y da énfasis, y finalmente la figura que se cuela para ser protagonista, el personaje que se desliza de la idea a la forma.

Surge la pintura como una búsqueda y un encuentro con la emoción, con el sentir del presente y tal vez la incompletud del pasado. La pintura es también relación de elementos que se hablan entre sí para expresar una idea que se lanza a todas las miradas, también es construcción en la que las formas ocupan su preciso espacio y se comunican para lograr el mensaje, la expresión pictórica de Cristina Ruiz también inventa una poesía en la que el color y la luz hacen verso y en la que la rima es humana, siempre humana... por eso no en valde la denominan "la pintora del amor".

El pincel se vuelve figurativo, realista y tiene toques de manierismo con acentos y manchas de expresionismo que tal vez pretendan el misterio, para no develar todo el sentido, la luz se hace cómplice y la plasticidad de los materiales acaba anidando en diversas texturas.
Son sentimientos íntimos que al ver realizado su propósito con la autora se vuelven compartidos, necesitan salir a la luz; momentos plásticos de evocación emocional en los que cualquiera podemos reconocer algo nuestro, son sus momentos, pero los deja libres para ser liberada.

El papel y la pluma trasmutan a otros ámbitos, a la rima visual, a la sintaxis de formas que se relacionan en la extensión marcada y definida por los bordes del lienzo, pero no limitada; el reto es la expresión de una idea en ese límite espacial y ella lo sabe; emoción que es amorfa, que necesita encontrar una relación de formas en cierta conjunción que la hagan nacer.

Cristina es a través de la pintura, la palabra y las formas escultóricas; ella está en sus expresiones, en la temática visual que da marco y sentido a todas las acciones de su vida. El soporte la atrapa, se convierte en su receptor, es el confidente mudo, materialidad en la que el sentir emerge, espacio de cuestionamiento y corrección hastael logro final; hasta la concepción de una obra que sólo dará paso a otra emoción, con una forma nueva y quizá otra luminosidad, otra vibración de ese universo conceptual en que vive y transita Cristina Ruiz.

Su obra es simbiótica y ella lo hace relevante, en sus exposiciones aparecen las palabras, conviven las formas expresivas, el sentido poético danza entre los trazos, la línea, la luz de sus cuadros y la plasticidad de las formas en su escultura al igual que los personajes asoman entre la gramaticalidad y el ritmo de sus palabras, es por eso que será imposible que algún día defina su rumbo dentro del ejercicio estético en el que la veremos representando y ensanchando sus fronteras, que han rebasado nuestros ámbitos y que la sitúan entre los europeos y los del continente americano, en los espacios artísticos del mundo; enfrentando el reto de la crítica.

Es difícil evocar lo infinito, la eternidad, el dolor y la ausencia; es el oficio que se toma día a día; disciplina en la técnica, estudio y sensibilidad para hacer visible un sentir y Cristina lo sabe y se sabe situada en la alteridad de dos mundos; el de lo real que la alimenta en su sensorialidad y el de su arte que cierra sus ciclos emocionales, que es refugio y verdad, catarsis y también conjuro para vivir las ausencias.
El amor es una necesidad...

En inusual acción, esta publicación ha decidido establecer los espacios, tiempos y formas de Cristina Ruiz por entregas, a la vieja usanza editorial, y en una próxima edición, otra pluma fijará su atención en la grandiosidad de la ausencia total de concresión en su arte... en su atinada y contrastante incursión en el mundo de lo abstracto.