REVISTA CARÁCTER UN LUSTRO DE ARTE

MEXICO, 2003

Alfonso de Neuvillate

Cristina Ruiz "la pintora del amor" impone su estilo y sus formas plásticas al público más exigente, más reacio a aceptar la verdad del cuerpo humano y sus emociones, sentimientos, acciones mundanas, verdaderas, innegables, que simplemente son.

Cristina Ruiz hace pintura y al mismo tiempo música. En sus territorios de sensualidad elegante existen resabios de Debussy y de Ravel, de Satie y del presto con fuoco del poeta Mallarmé

Única en su género, en espacios más musicales que pictoricos, Cristina Ruiz ofrece su pintura plagada de símbolos míticos, como pueden ser el de la esperanza y la sublimación. Cristina Ruiz, pintora de la luz y de la oscuridad del alma, de las perversiones y de la sacralización del abrazo y del adiós como en los adioses de Beethoven, pinta con absoluta libertad y con absoluta conciencia de que su trabajo va a llegar al centro del ser sensible, inteligente. Aquel que no pretende esconder sus emociones más bellas ni las más horripilantes, sino encontrar esa vereda de misterios hermosos.

En sus encuentros y desencuentros, como en los paraísos de rojos encontrados, o en los páramos desérticos, o el territorios de luminosas advertencias, los seres que ella dispone son triunfos espirituales y glorificaciones del ser.